Los personajes de la Guerra en Salamanca: Miguel de Unamuno

Los personajes de la Guerra en Salamanca: Miguel de Unamuno

Miguel Unamuno y Jugó, nació en Bilbao en 1864

Comencemos por el principio

Miguel Unamuno y Jugo, nació en Bilbao en 1864; llegó a Salamanca en 1891, tras aprobar la oposición para la cátedra de griego de la Universidad.

En 1900 es nombrado rector de la Universidad por primera vez, cargo que ostenta hasta su cese en 1914.
En 1920 es nombrado decano de la Facultad de Filosofía y Letras.

En ese año es condenado a 16 años de prisión por injurias al rey, sanción que no llega a cumplir.

En 1921 es nombrado vicerrector, destituido en 1924 por sus críticas al rey Alfonso XIII y al general Primo de Rivera. Por este motivo es desterrado a Fuerteventura, aunque amnistiado poco después. Se exilia voluntariamente a Francia hasta 1930, que tras la caída de Primo de Rivera, regresa a Salamanca.


Unamuno y la Segunda República

En 1931 sale elegido concejal del Ayuntamiento por la Conjunción Republicano-Socialista de Salamanca. El día 14 proclama la República desde el balcón del ayuntamiento.

"Hoy comienza una nueva era y terminó una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido. Hace cuarenta años vivo en Salamanca, de Salamanca son los hijos de mis carnes e hijos de mi espíritu os considero a todos. Permitidme la arrogancia de que sea yo quien proclame la República desde esta plaza".


Es nombrado nuevamente rector de la Universidad.
Se presenta a las elecciones a las Cortes como diputado por Salamanca, ostentando el puesto entre 1931 y 1933, año en el que decide no presentarse por su desencanto con la República.

Se jubila en 1934 y es nombrado Rector Honorífico de la Universidad de Salamanca. En 1935 nombrado ciudadano de honor de la República. Aunque sigue siendo crítico con este sistema y sus dirigentes.

"Se habla del gobierno de Madrid, pero no hay gobierno en Madrid. Solo las bandas armadas cometen todas las atrocidades imaginables. El poder está en manos de los presos liberados que se pasean amenazantes blandiendo sus pistolas. Azaña ya no representa nada. Él es el responsable de todo lo que sucede. Cuando vio venir el movimiento militar, el creyó que era un simple pronunciamiento. No se dio cuenta de que había un pueblo listo para unirse al ejército".

Unamuno y la Guerra Civil

Al estallar la guerra, se posiciona a favor de los sublevados. Acepta el cargo de concejal en el nuevo ayuntamiento del Comandante Del Valle.

"Tan pronto como se produjo el movimiento salvador del general Franco, me he unido a él. El salvajismo inaudito de las hordas marxistas sobrepasa toda descripción, bandas de malhechores, de criminales natos, sin ninguna ideología. Es el régimen del terror. España está, literalmente, espantada de si misma. Si el miserable Gobierno de Madrid no ha podido ni ha querido resistir el empuje de la barbarie marxista, debemos tener la esperanza que el Gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror. Insisto en el hecho de que el movimiento a cuya cabeza se encuentra el general Franco tiende a salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional".

Hace un llamamiento a los intelectuales del mundo a que apoyen la sublevación, por lo que Azaña le retira el título de Rector Honorífico, que es nuevamente repuesto por el gobierno de Burgos. Aunque será depuesto finalmente por el claustro de la Universidad en el mes de octubre.


Pronto se desencanta también de los sublevados, no le gusta la violencia que éstos están desarrollando y menos que sus amigos de Salamanca estén en la prisión provincial a espera de juicio, entre ellos Casto Prieto, José Andrés Manso, Filiberto Villalobos o Atilano Coco.

"Qué cándido y que ligero anduve al adherirme al movimiento de Franco, sin contar con los otros, y fiado –como sigo estándolo– en este supuesto caudillo. Que no consigue civilizar y humanizar a sus colaboradores."


Ya hemos hablado más que de sobra del conocido incidente que protagonizó contra el General Millán Astray en la Universidad el 12 de octubre de 1936, por lo que no vamos a extendernos más en el tema.

Muerte 

Tras el incidente con Millán Astray, Se recluye voluntariamente a su casa en la calle Bordadores, a la que llamaba su "celda de Bordadores", lo que ha hecho que muchos autores intencionadamente o no afirmen que se encontraba en arresto domiciliario, lo que es completamente falso. La realidad es que habían puesto a un guardia en su puerta para vigilar y seguirle, no se conoce si era para evitar que saliera de la zona nacional o por su propia seguridad al haber en Salamanca demasiados falangistas exaltados.

"Tengo aquí dos o tres libros de la Biblioteca de la Facultad de Letras. Diga a su Decano que se digne mandar un bedel para que los recoja y los guarden allí. Y que si no voy yo mismo a llevarlos —lo he hecho ¡claro está! muchas veces— es porque he decidido no salir ya de casa desde que me he percatado de que el pobrecito policía esclavo que me sigue —a respetable distancia— a todas partes es para que no me escape —no sé a dónde. [...] Nunca pude creer que la inmunda falanjería —hija, en gran parte, del miedo servil de los cuitados— pudiese llegar a tanta abyección. Y no quiero seguir."

Sea como fuere, permaneció allí hasta el día de su muerte, el 31 de diciembre de 1936. En torno a las cinco de la tarde estaba conversando con su discípulo y amigo, el profesor Bartolomé Aragón, cuando de repente se quedó callado, con la barbilla apoyada en el pecho. Al comprobar que estaba sin vida, Aragón fue a avisar del fallecimiento del escritor.

Resulta curioso que en su entierro participaran activamente miembros de la Falange, portando incluso el féretro a hombros, sobre el que se había puesto la bandera roja y negra de Falange y el birrete de rector.

Méteme, Padre Eterno, en tu pecho,
misterioso hogar,
dormiré allí, pues vengo deshecho
del duro bregar




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