Los refugios antiaéreos de Salamanca

Los refugios antiaéreos

Durante la guerra civil, la ciudad se Salamanca sufrió siete bombardeos directos.

Bombardeos en Salamanca

El primer bombardeo que recibió la ciudad fue el 1 de noviembre de 1936, en el que dos bombarderos republicanos dejaron caer su carga sobre la estación de tren, el puente de la vía, el Palacio de Anaya y la estación de Tejares. Comenzaba en ese momento el terror sobre la población civil de una ciudad de retaguardia.

Tras este primer bombardeo se fueron sucediendo escalonadamente sobre la ciudad y otros objetivos militares o civiles en la provincia. Quizás los más "famosos" fueron los de enero de 1938, en los que el ataque se realizó en el centro de la ciudad.


Escalera de San Fernando o del Toro

Los ataques

Hay que destacar que la ciudad se salvó de muchos ataques gracias a la continua presencia de niebla, algo que es habitual hasta nuestros días. Pero hay que tener en cuenta que las escuadrillas que venían con las malas intenciones puestas en la ciudad, si no era posible descargar sobre la misma, aprovechaban a hacerlo por el camino, en algún pueblo cercano, aunque no tuviera importancia bélica e incluso ni siquiera los pilotos supieran si había algún objetivo interesante.

También destaca, como se puede leer en muchos partes de guerra republicanos, que Salamanca fue una ciudad castigada en venganza por los ataques del bando nacional a las ciudades republicanas.


Fotografía del bombardeo de enero de 1938

Los refugios

La ciudad de Salamanca cuenta con una extensa red de galerías subterráneas, que en algunos casos se mantienen accesibles hasta nuestros días. Otras se han utilizado para el alcantarillado, por ejemplo.

Esta red servía como refugio en el momento que sonaban las sirenas, pero no era la única opción.

En el centro de la ciudad, los palacios y conventos contaban también con sótanos donde poder refugiarse, hay que tener en cuenta que estas construcciones antiguas disponen de anchos muros que los hacían un lugar seguro donde esconderse.

Otro de los lugares que se utilizaron, quizás menos importantes por su escasa capacidad, pero muy útiles por su distribución, fueron los urinarios públicos.

Tres ejemplos de los que se puede encontrar bibliografía de su uso durante la guerra fueron:

1)  Urinarios que se encontraban en la Isla de la Rúa, frente a la Casa de las Conchas, donde hoy se encuentra la fuente y estatua del Maestro Salinas. Estos urinarios existieron hasta los años 90, de hecho una vez rehabilitados y cambiado su uso, se utilizaron para una exposición de pintura. Al realizarse las obras para la fuente, fueron tapados.



Urinarios de la Isla de la Rúa, foto ABC


2) Urinarios en la Puerta de Zamora, junto a la iglesia de San Marcos y con acceso desde el principio del Paseo de Carmelitas. De igual forma que los anteriores fueron otro punto de refugio muy bien ubicado. Se mantuvieron activos hasta los años 50, desconozco cuando se clausuraron definitivamente.



3) Urinarios de la Plaza Mayor, en el arco central del Pabellón Real. Actualmente ya no queda no resto de ellos, de hecho la escalera ha quedado diáfana. Hasta finales del siglo XX podía verse donde se ubicaron, ya que en la parte de arriba se situó la oficina de información y turismo de Salamanca.




Mucha gente tuvo que hacer uso de los distintos tipos de refugios que hemos citado. Como podemos ver, la mayoría fueron algo improvisado en el momento, lo que seguramente evitara que hubieran muchas más víctimas.








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