El Cuartel General de Franco en el Palacio Episcopal
Seguimos viendo en esta sección de vestigios de la guerra civil en Salamanca, una serie de artículos que nos permitan visitar la provincia de una forma diferente.
En todo momento vamos a tratar esta información de la forma más histórica posible y, como siempre, sin hacer política de ello.
Con el avance del frente de batalla, la unión de los ejércitos del norte y del sur y el nombramiento del general Franco como jefe del ejercito sublevado, el cuartel general se trasladó a Salamanca en el otoño de 1936.
El obispo de Salamanca, Enrique Plá y Daniel, cedió el palacio Episcopal al general para que se instalara allí con su estado mayor y su familia.
Construido en 1886 en el solar que había ocupado el antiguo palacio Episcopal, fue diseñado por el arquitecto José Secall y Asión. Las obras finalizaron el 1890 y sirvió como residencia de los obispos salmantinos hasta 1964.
Durante el tiempo en que estuvo instalado el cuartel general en este edificio, se establecieron en la planta baja diferentes despachos y oficinas, como la de la secretaría mandada por Nicolás Franco o los orígenes de la sección de prensa y propaganda hasta su traslado al palacio de Anaya.
En 1937, al desplazarse nuevamente el frente de batalla, el cuartel general cambio de ubicación al palacio de la Capitanía de Burgos, dejando solo algunas oficinas en Salamanca.
La cesión de este palacio por parte del obispo de Salamanca, marcaba el simbolismo del apoyo de la Iglesia al Estado, pero además, su situación próxima a la Universidad y a la Catedral, lo hacían un lugar idóneo, ya que era bastante improbable que la aviación republicana se arriesgara a un bombardeo entre edificios históricos de tal envergadura.
Aunque el riesgo de ataque aéreo era bajo y la Catedral era un buen lugar para refugiarse en estas situaciones, se construyó en el jardín del palacio un búnker antiaéreo, por si hubiera de emplearse.
El búnker estuvo en los jardines del Palacio hasta los años 80, en que tras las autorización del alcalde de construir el edificio de viviendas de la Plaza de Juan XXIII, se ocupó parte del jardín y se destruyó el bunker.
Espero que haya sido de tu agrado. Nos vemos en el próximo.
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