Los hospitales en Salamanca durante la Guerra Civil

Los hospitales en Salamanca durante la Guerra Civil 

Antes de la guerra la ciudad de Salamanca contaba con el Hospital de la Santísima Trinidad, inaugurado a principios de siglo y el Hospital Provincial, inaugurado en los años 20.

Sede de la Cruz Roja en la Plaza de San Benito (autor desconocido)

Al empezar la guerra y establecerse Salamanca como una ciudad de notable importancia en retaguardia, se comenzaron a trasladar a los distintos hospitales de la ciudad muchos heridos en los campos de batalla. Los dos hospitales existentes no eran suficientes para atender a todos los heridos que llegaban, por lo que se emplearon otros edificios existentes para este fin.


El Hospital de la Santísima Trinidad

El Hospital de la Santísima Trinidad había sido inaugurado por el Padre Cámara a principios del siglo XX y contaba con unas instalaciones y equipos muy avanzados. Con el avance de la guerra y el aumento de heridos se destinó un pabellón para asistencia a militares exclusivamente, aunque seguía manteniendo la asistencia a personal civil igualmente.

Tras la guerra se mantuvo en uso una parte del hospital para militares hasta los años 80.

Fachada del Hospital de la Santísima Trinidad (foto Gombau)

El Hospital Provincial de Salamanca

Otro de los hospitales que ya prestaban sus servicios en la ciudad era el Hospital Provincial de la Diputación de Salamanca. Durante la guerra se atendieron allí a mandos y tropas españolas y extranjeras heridos en el frente de batalla, a los que se separaba en distintos pabellones.

Al finalizar la guerra cesó su función militar y las instalaciones volvieron a su anterior uso, recuperándose como Hospital Provincial y las salas de la clínica de la Universidad de Salamanca.

Jardines de la Santísima Trinidad (autor desconocido)

El Hospital de Moros de la Vega

En la fundación Rodríguez Fabrés, donde se encontraba el Asilo de la Vega, se estableció el llamado Hospital de Moros que, como su nombre indica, se empleó para atender a los heridos procedentes del Protectorado y que estaban generalmente integrados en las tropas Regulares.

En las instalaciones del Hospicio de la Vega también se disponía de un almacén de cadáveres a donde se enviaban los fallecidos en otros hospitales que no contaban con un almacén de este tipo.

Soldados de Regulares recuperándose en el Asilo de la Vega (Foto BNE)


El Hospital del Generalísimo en el Noviciado de los Jesuitas

Al no ser suficientes las camas disponibles en los hospitales salmantinos, en 1937 se empleó una parte del Noviciado de los Jesuitas del Paseo de San Antonio. Los Jesuitas habían sido expulsados por el gobierno de la República en 1932 y parte del edificio había estado destinado para el Instituto de Enseñanza Media. Al principio de la guerra se había instalado también allí el Cuartel General de la Falange, tras varias mudanzas de las que ya hemos hablado en otras entradas, y  la Jefatura del Ministerio del Aire. 

Para alojar a los enfermos se utilizó la parte central del edificio, primero empleando tres salas y después se fue ampliando progresivamente según las necesidades. Los heridos que se ingresaban en el Hospital del Generalísimo eran principalmente españoles y algunos alemanes e italianos heridos en el frente.

Continuó su uso como hospital hasta septiembre de 1939, que fue clausurado y devuelto el edificio a la orden Jesuita.


El Preventorio del Hogar Cuna de la Caja de Ahorros de Salamanca

De igual manera que se empleó el Noviciado Jesuita, también se ocupó el Preventorio del Hogar Cuna del Paseo del Rollo para atender heridos de guerra.

Al transformase en hospital de sangre fue atendido por tres internistas y un cirujano y a cargo de los servicios estaban las  Hijas de la Caridad.

Como característica especial de este hospital destaca que en él se atendían oficiales del ejercito español, especialmente del cuerpo de Aviación.

Soldados heridos en algún hospital de Salamanca en 1937 (foto SZ Photo, autor desconocido)

Otros hospitales en la provincia de Salamanca

Con el empleo de cada vez más hospitales en la ciudad se lograba así concentrar la asistencia médica a heridos de guerra, cerrándose muchos de los hospitales de sangre que se habían abierto en distintos puntos de la provincia desde el principio de la guerra de forma voluntaria.

En 1937 estaban en funcionamiento los hospitales se sangre en Aldea del Obispo, La Fuente de San Esteban, Fuenteguinaldo, Fuentes de Oñoro, Ledesma, Paradinas de San Juan, Santiago de la Puebla y Villaseco de los Gamitos. 

Al centralizarse en la capital esta tarea se cerraron casi todos esos hospitales de sangre manteniéndose únicamente los hospitales militares de Peñaranda, Alba de Tormes, Ciudad Rodrigo y Vitigudino.

Sanatorio Villa María Teresa (foto Almaraz)

Voluntarios, profesionales y ofrecimientos médicos 

Para terminar la lectura de hoy quiero destacar el trabajo de los voluntarios y profesionales que estuvieron al servicio de la sanidad en Salamanca durante la guerra civil.

Por la parte profesional hubo muchos médicos que se integraron en los diferentes hospitales de los que hemos hablado o que atendieron a heridos de guerra en sus propias clínicas y consultas, como contamos hace tiempo sobre el legionario Carlos Tiede.

También es destacable el trabajo de aquellas mujeres que se ofrecieron voluntarias sin experiencia para la asistencia de heridos. Poco a poco fueron aprendiendo el oficio sanitario en el que empezaban en tareas de limpieza y de hacer camas, pasaban por pequeñas curas y llegaban incluso a participar en intervenciones de mayor importancia.

Otro papel fundamental fue desarrollado por las religiosas que se encargaban de la asistencia y logística de la mayoría de los hospitales de la ciudad. Su trabajo fue un apoyo fundamental en las tareas sanitarias con los heridos de la guerra que llegaron a Salamanca en esos años.

Para finalizar recordar también a aquellos particulares que se ponían en contacto con el Gobierno Civil para ceder habitaciones en sus casas donde atender heridos en pequeño número. Una acción de solidaridad muy importante que recordar. 


Con esto terminamos nuestra lectura de hoy. Espero que os haya resultado interesante.


Nos vemos en la siguiente.










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