Las elecciones de 1936

 Las elecciones de 1936

El 16 de febrero de 1936 se celebraban las últimas elecciones a las Cortes de la segunda República.

Vamos a ver un poco por encima y sin entrar en muchos detalles qué ocurrió en Salamanca.

Los gobiernos de centro-derecha

En las elecciones de 1933 habían resultado vencedoras las candidaturas de centroderecha y derecha, que habían ido unidas en coalición, a diferencia de la izquierda que se presentaron por partidos independientes. Hay que destacar que la convocatoria de elecciones había sido realizada por el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, al haber fracasado la coalición republicano socialista que había mantenido a Manuel Azaña como presidente de gobierno.

En ese momento la radicalización política en España era creciente y cada vez se incitaba más a la población a la revuelta. Teniendo en cuenta los totalitarismos crecientes en Europa y su influencia en el resto del mundo, no iba a ser de otra manera en España y tanto fascistas como comunistas y socialistas estaban representados en los partidos nacionales y, lo que es peor, en las juventudes radicales de esos partidos.

Tras la victoria de lo que últimamente se llaman "las derechas" en 1933 se había formado gobierno del Partido Radical de Alejandro Lerroux con el apoyo en las Cortes de la CEDA, pero sin formar parte de ese gobierno. Esa formación ya comenzó marcada, pues los socialistas solicitaron al presidente de la República la repetición de las elecciones y la formación de un gobierno de izquierdas para esa convocatoria, solicitud que no fue aceptada, pero que demuestra el compromiso democrático de los socialistas al no aceptar los resultados.

Una amenaza que quedó marcada en ese momento fue que admitían a regañadientes la formación del gobierno radical, pero sin la entrada de la CEDA en el gobierno, y que en caso de ocurrir "desencadenarían" una revolución en España. Y no tardó en cumplirse.



La huelga general y la revolución de octubre de 1934

Al entrar a formar parte del gobierno la CEDA, el partido socialista y principalmente Largo Caballero, movilizó a los trabajadores a la huelga general, que comenzó en octubre de 1934. La huelga fue seguida en toda España con mayor o menor dureza, destacando principalmente los sucesos de Cataluña y Asturias, en los que tuvo que intervenir el ejército de manera activa.

En septiembre se habían incautado alijos de armas en Madrid y Asturias, ya preparados para la revuelta y por ello se instó al gobierno civil de Salamanca que realizara registros en las casa del pueblo de Salamanca y Bejar. Al no encontrarse nada, se mantuvieron bajo vigilancia.

En Salamanca la huelga general duró poco más de una semana, entre el 4 y el 11 de agosto, alargándose en algunas localidades de la provincia y en algunos sectores de producción hasta el día 15; pero durante ella, los sucesos violentos contra políticos de derechas, terratenientes, dueños de fábricas o comerciantes, fueron en aumento en intensidad y violencia hasta que el gobernador civil declaró la huelga como un acto ilegal y se tomaron medidas contra sindicalistas y políticos.

Los resultados de la huelga en Salamanca llevaron a la destitución y encarcelamiento de dos concejales (Manuel Alba Ratero y Casimiro Paredes) y finalmente al cese del Alcalde Casto Prieto por "manifiesta hostilidad al poder público e incitación a la continuidad del estado de agitación por el que atraviesa esta ciudad".



La campaña de 1936

Los discursos de la campaña electoral de 1936 estuvieron marcados por un tono violento y ofensivo de prácticamente todos los partidos, empleando por unos la organización de la huelga y por otros las medidas tomadas contra ella como arma electoral.

En la ciudad se presentaron por la coalición de derechas José María Gil Robles, Cándido Casanueva, Ernesto Castaño, José Cimas Leal y Ramón Olleros por la CEDA y José María Lamamié de Clairac por el Partido Tradicionalista. En cuanto a los representantes de izquierdas, dentro del Frente Popular, se encontraban José Andrés y Manso, Valeriano Casanueva y Francisco Crespo por el PSOE y Casto Prieto Carrasco y Francisco Ruipérez por Izquierda Republicana. En un principio Unión Republicana había incluido un sexto candidato de izquierdas, Cipriano Rodríguez Lavín, pero finalmente retiró su candidatura ante la dificultad de conseguir el éxito de obtener seis diputados.



Como puede apreciarse, la derecha presentó seis candidatos frente a los cinco de la izquierda. Hay que recalcar que el sistema electoral de la República no era como el actual y favorecía a la formación de coaliciones, además que, por el propio sistema, un votante podía elegir un número menor de representantes que los escaños disponibles para su circunscripción. La coalición de derechas había analizado sus posibilidades y sus cálculos les hacían prever que manteniendo a Gil Robles en toda la circunscripción y eliminando a uno de los restantes en cada partido judicial, podrían hacerse con seis puestos de los siete disponibles. Y no se equivocaron.

Además de estas dos candidaturas se presentaron otras individuales que no tuvieron prácticamente repercusión en los resultados definitivos, a excepción de la de Filiberto Villalobos, como republicano independente. 

Las elecciones y los resultados

Los votantes dieron la victoria a la coalición de derechas en Salamanca, que obtuvieron seis representantes, frente a uno de izquierdas. Los diputados electos fueron Gil Robles, Casanueva, Castaño, Cimas Leal, Lamamié, Olleros y Andrés y Manso. Aunque estos resultados no fueron definitivos, ya que, otra peculiaridad de la ley electoral de la República era que, ante la impugnación del resultado por un candidato, era el propio gobierno el que tomaba la decisión. Así, el día 2 se abril a propuesta de Andrés y Manso, se investiga toda la candidatura de derechas, para la que el socialista había solicitado la anulación de todas las actas y la celebración de nuevas elecciones. La junta electoral decide revocar únicamente el acta de diputado a Lamamié al haber presidido la Fundación Católico Agraria, entidad que había contratado la retirada del trigo con el estado y por ello era incompatible con el cargo. Respecto a las demás acusaciones que había presentado Andrés y Manso de compra de votos, la comisión no encontró fundamento y se dictaminó favorablemente el resultado. Este dictamen fue discutido en las Cortes y, nuevamente el diputado socialista, solicitó la anulación de todas las actas y nuevas elecciones, que fue nuevamente rechazado y, por otra parte, la anulación al menos del acta de Castaño y Olleros, que tras una larga discusión fue aceptada.


De esta forma, se sustituyeron los tres candidatos de derechas por Villalobos, Valeriano Casanueva y Prieto Carrasco. Hay que señalar también que la victoria del Frente Popular a nivel estatal, permitió que se indultara a los políticos destituidos en 1934 y de esta forma Casto Prieto volvía a ser alcalde de la ciudad.

Como hemos podido comprobar, la situación de inestabilidad en el país venía de lejos. Los constantes enfrentamientos y amenazas directas entre políticos, mantenía una situación tensa que era palpable en la población y que había ido aumentando exponencialmente desde 1934. Las numerosas huelgas de trabajadores de distintos sectores, las llamadas a la revolución de las clases proletarias, los intentos de golpe de estado o únicamente las planificaciones que no llegaron a llevarse a cabo, terminarían creando el caldo de cultivo perfecto para el alzamiento definitivo y la guerra civil. Pero eso ya es otra historia ...








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